lunes, 25 de agosto de 2014

Depuración 2

Otra de las ideas que me dejó el curso de meditación Vipassana (de enero 2014) fue la de retomar con la depuración de una manera regular, "hasta que no salgan piedras".

Febrero trajo su limpieza hepática. La descripción corta sería: Intensa. Desde el día 1 con el sobrecito de ácido málico y unas 5 manzanas por día. Los días previos fueron más fáciles, toda la previa que tanto me había costado antes, salió sin mayores esfuerzos. Entendí que era una adicta a las harinas rehabilitada.

Ahora cada tanto tengo ganas de comer algo con harina y uso las alternativas sin gluten. Aunque de vez en cuando Clau hace chapatis... y a esta Chancha le cuesta un montón decirle que no a los Chapatis de Clau (así, con mayúsculas). Lo bueno es que no los hace seguido.

El día de la limpieza no me costó nada irme a dormir temprano después de tomar la emulsión pomelo-oliva. Estaba mareada, con dolor de cabeza, fatigada. Me recosté del lado derecho y podía sentir cómo los cálculos se movían. No llegué a terminar de acomodarme en la cama que tuve que levantarme al baño. Eran muchas piedras, muchísimas. De todos los tamaños, chiquitas como granos de arroz, medianas como una almendra (pelada) o grandes como una ciruela pequeña. Iba a tener una noche complicada...
No recuerdo por qué, caía feriado el lunes siguiente (normalmente se hace coincidir la limpieza con un sábado o un domingo para poder hacerlo con calma y sin otro compromiso). Pero había arreglado con mi mamá ir a su casa y no quería que se preocupe porque me sentía mal. Porque a su preocupación se le suma su confianza ciega en la industria farmacéutica y me iba a querer dar algo y yo no lo iba a querer tomar... conflictos. Estupideces en realidad, pero que entre dos personas con caracter fuerte y una siendo la madre de la otra era complicadísimo.

El lunes estábamos en la casa de mi mamá, mi estado hepático no daba para mucha más interacción social que una siesta colectiva al sol. Fue un hermoso momento, sólo interrumpido por las 74 veces que me levanté al baño.

Tenía turno para la hidroterapia colónica el martes. Seguía sintiéndome como el culo y no paraban de salir las bolitas de grasa verdes. Sabía que sacando hasta la última piedra del intestino iba a volver a sentirme bien. 
Esas bolitas de grasa que despedimos durante una limpieza hepática son altamente tóxicas. El hígado es el gran filtro del cuerpo y cuando el sistema completo no puede procesar lo que ingerimos el hígado recubre las sustancias tóxicas con grasa y se las queda para sí. Cuando las libera, durante la limpieza hepática, todas esas bolitas tóxicas van a parar al órgano de mayor capacidad de absorción: el intestino. 
Por eso es tan importante la purga y la limpieza colónica posterior. Es necesario eliminar todas las piedras que hayan sido liberadas por el hígado.

Pasada la limpieza, salí del Espacio Homeopático Naturista sintiéndome mucho más liviana, feliz, tranquila, con la mente en calma.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario